
Estos cuatro tipos no se reservaron ni se guardaron nada con su Garaje Bang; lo que habla de una entrega total al proyecto y que, todos sus integrantes, están en la misma página, cualidades que hacen sobresalir a una banda.
En general, Ixtoc logra un resultado robusto y consistente; y es que de principio a fin no bajan la guardia, parecen hacer un descanso a la mitad pero el estruendo de las guitarras y el peso de la batería y del bajo mantienen arriba la canción. Por una parte el sonido es poderoso y estridente, acompañado de temas que hablan desde la profundidad del corazón de un hombre: pérdida, vacío, duelo, amor y hastío, que al condensarse emergen en forma de sexo, alcohol y mujeres y demás vicios que tenemos los hombres.
Lo primero que suena es un ritmo potente de batería que parece mover la tierra, unos compases más tarde entran guitarra y bajo sugiriendo de qué va este primer tema; este intro desemboca en el ritmo matriz de la canción para dar lugar a la voz. Mira hace de retrovisor para aquel que ha tenido una mala experiencia en el amor, que hace más llevadera esa experiencia con un coro pegadizo y esa guitarra que trae consigo todo el peso de esta pérdida.
El segundo tema es Bitch, uno de los más alocados y el único en inglés; ahora es el turno del bajo para empezar la canción, seguido de guitarra y bateria, luego un ritmo y riff tronador que conforman el intro de la canción. Para el verso la batería marca un ritmo consistentemente con los toms, el bombo y la tarola, que hace contraste con el coro que es más ligero, y referencia al vacío que ha de sentir una dama de la noche.
Cada vez es el tema “tranquilo” del disco; inicia con una guitarra acústica, que es quizá la única guitarra acústica que suena en todo este Garaje Bang, después la acompaña el bajo con una linda melodía y es la batería que, en un arrebato, marca el cambio de la canción a una balada heavy, pero el trabajo vocal es el que llega a poner orden pues resalta y es muy preciso, pasando de lo grave a lo agudo cada que la canción lo requiere, y es la voz la que te lleva de la mano y enfatiza lo que es el duelo y el dolor de ver partir a una mujer.
El descontrol total es Ácido, desde el tema que se metaforiza el deleite y destrucción de una relación con una adicción hasta la música en sí. Tiene un riff pegadizo y mismo así son el verso y el coro; después del solo de guitarra, que por cierto todos son sólidos y concisos, vuelve a sonar el coro y a partir de ahí es una espiral que se desencadena hasta el final de la canción.
Por último, un himno a las chicas, a la cerveza y a la fiesta; Una chela más es un tema que fácilmente se puede adoptar para cada viernes a las cinco de la tarde cuando cargas con el cansancio y el hastío del trabajo. Aquí el vocalista se ve asistido por sus músicos al gritar para enfatizar ciertas partes, lo que nos hacen entrar más en ese ánimo que lleva la canción. De principio a fin es pegadiza y muy identificable para todos; diseñada, lo hayan querido o no, para iniciar el desastre, seguirlo, y empezarlo de nuevo, pues la letra hace este mismo arco.
Haya sido su intención o no, parece que sucede algo interesante en el orden de las canciones, pues de cierta forma parecen intercaladas: Mira, un tema con mucho peso en la letra, luego Bitch que es más estridente y liviana, seguida de Cada vez que es un tema mesurado y también con énfasis en la letra, en penúltimo lugar viene Ácido que es más descontrol y por último Una chela más, canción que concluye y une estas dos partes de la banda: la parte liviana, en la que se deja más lugar al poder de la música, con la parte del peso, en el que se trabajan más letras, la música es más medida, con más espacios y mejores arreglos.
Estos cinco temas conforman un disco espectacular tanto en lo musical como en el trabajo lírico y, a pesar de que la música es lo que hacen, no se quedaron atrás con su propuesta gráfica, que también es muy buena, pues desde la portada te das una idea de qué van estos tipos y cada aspecto del arte del disco es un acercamiento a quién es esta banda llamada Ixtoc.